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Un Encuentro Conmigo Misma


En honor al Día de la Tierra este pasado 22 de abril, decidí hacer el ejercicio de calcular mi huella

de carbono. A través de varias herramientas en línea, incluyendo Global Footprint Network, descubrí que si todos vivieran como yo, necesitaríamos 1.9 tierras para vivir y que para el 14 de julio de éste año, habríamos agotado los recursos que la tierra podría renovar en la duración del mismo. Este día a nivel global es conocido como el Earth Overshoot Day, o Día Mundial del Sobregiro, En el 2018 fue el primero de agosto. Aún no llegamos a ese día en el 2019.

No me considero una persona que desperdicie energía o produzca demasiada basura, pero esos números me impactaron. Desde hace varios años hago cosas como usar bolsitas de tela para mis compras, rechazar el popote, cargar mi propio termo para el café y agua, apagar el boiler cuando no está en uso, usar productos menstruales reutilizables como la copa y THINX (son una maravilla, por cierto). Aún así, mi impacto individual es gigantesco. Me da algo de consuelo el comparar mis hábitos con los de nuestros vecinos del norte - quienes en promedio necesitarían 5 tierras para vivir y quienes en promedio producen 10 toneladas de CO2e, comparadas con las 2.9 que genera el mexicano promedio (según Carbotax). Pero el punto no es sentirse bien consigo mismo y darse una palmadita por tener menor impacto que el de otros países. Todos somos parte del problema. Tampoco es siempre justa la comparación -- vivo en una ciudad con clima moderado, con poca necesidad de usar aire acondicionado o calefacción; hay una gran variedad de frutas y verduras frescas y no empaquetadas en el supermercado; las distancias que recorro a diario son pequeñas y muchas veces puedo optar por caminar, ir en bici, o usar transporte público para llegar a mi destino; mi departamento es iluminado, lo que permite mantener las luces apagadas hasta que anochece. Hay países con sistemas de transporte público más eficiente que otros, con trenes disponibles para remplazar vuelos cortos, con opciones de comida vegana y vegetariana variadas, con leyes más o menos estrictas en torno al uso de materiales no reciclables, con mayor o menor información disponible al público en general; con mayor o menor inversión en energías renovables...

Lo cierto es que no todos tenemos las mismas circunstancias y no todo es cuestión de decisiones propias. Pero este encuentro con mi propio impacto me ha dado una razón más para tomar control de aquello que sí puedo cambiar y cambiarlo.

Puedes encontrar más información sobre como reducir tu impacto ambiental aquí (entre muchos otros recursos):

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