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¿Huelga por el Clima?


Esta última semana ha sido importante para el planeta. Con la Huelga Mundial por el Clima el viernes,

la Cumbre Sobre la Acción Climática de la ONU el lunes y la Semana del Clima por terminar, miles de personas han manifestado su preocupación por la salud de nuestro hogar.

Si bien la marcha en la Ciudad de México fue un evento alegre, lleno de pancartas y cantos proclamando “No más unicel,” “Ni un grado más, ni una especie menos,” “No hay planeta B,” “Respeta a tu Madre,” y muchas otras frases desde urgentes hasta chistosas; también fue un evento poco concurrido en comparación con aquellos de otros países y uno que demostró que aún hay mucho por hacer no sólo a nivel de políticas, sino a nivel individual. Me gustaría ofrecer una perspectiva crítica al respecto del comportamiento de algunos de los manifestantes y de lo que se entiende por la contribución ciudadana en nuestro país, analizando las indicaciones que se dieron para la marcha y cómo éstas fueron, o no, acatadas.

Algunas de las recomendaciones para la huelga de parte de Fridays For Future eran: 1) Usen materiales reciclados para sus pancartas; 2) Lleven sombreros y protector solar para protegerse del sol; 3) Paraguas, pues el clima cambiante significa que puede llover sin aviso (y en esta ciudad, en ésta época, sabemos que por lo general llueve a partir de las cinco de la tarde); 4) Lleven botellas reutilizables para mantenerse hidratados; y 5) No generen basura. El objetivo es que la marcha en sí, funja de ejemplo de los cambios que hay que hacer.

Punto número uno: pancartas de materiales reciclados. En su mayoría la gente hizo caso, y fue algo hasta divertido ver lo que cada quien había tomado para hacer sus pancartas: desde cajas de pizza, de cereal, de cómputo, algunos de los estudiantes de las universidades habían tomado los banners de la universidad y del otro lado habían escrito sus mensajes. Por mi parte tomé un trozo de tela vieja y lo pinté con los colores de pintura que tuviera disponible en casa. Todo bien. Se me acercó un joven, me parece que con ganas de ponernos en evidencia, para preguntarme qué pasaría con las pancartas después de la marcha. La página recomienda guardarlos y usarlos para la siguiente marcha. Espero que si no es el caso, al menos la mayoría las depositen en los recipientes adecuados para que sean reciclados. Por este punto no hubo problema.

Punto número dos: lleven sombreros y protección solar. Mucha gente llevaba sombreros y lentes de sol. Empezamos bien. Pero no todos. Y nuestra ciudad a las dos de la tarde en septiembre es un lugar caluroso. Si bien amanece fresco, a medio día va a quemar. Cualquiera que lleve más de un mes aquí lo sabe. Aún así, mucha gente se vio en la necesidad de comprar un sombrero para protegerse. Muy buen negocio para el vendedor ambulante quien hábilmente supo aprovechar la ocasión y se acercó a la marcha. ¿Pero los sombreros se reutilizan, cuál es el problema? Sí, se reutilizan. Sí, se activa la economía local. Pero gran parte del problema global que tenemos viene del consumismo rapaz. Si nuestra mentalidad es, “al cabo si se me olvida mi _________________ (sombrero, sombrilla, botella, cargador…), lo compro,” estamos alimentando la cultura del consumo y fomentando la producción de más productos - muchos de los cuales se fabrican con procesos poco amigables para el medio ambiente y con malas condiciones para los trabajadores (ver fast fashion).

Punto número tres: lleven paraguas para protegerse de la lluvia en caso de ser necesario. Mucha gente llevó sombrillas, muchas otras no. Una vez más, los vendedores ambulantes y comercios locales fueron los que se vieron favorecidos. Pero ésta vez, no sólo con sombrillas reutilizables, sino con ponchos de plástico delgado, los cuales probablemente terminarán en la basura en cuanto se acabe la lluvia. Ya no va tan bien la cosa.

Puntos número cuatro y cinco: lleven botellas reutilizables y no generen basura. De entrada ya vimos que lo de no generar basura, ya no lo logramos, pero la cosa no para con los ponchos de plástico. Cabe mencionar que hubo gente prevenida con sus botellas reutilizables, algunos que hasta le pidieron al vendedor de “sueros” que se los sirviera en sus termos. Otros sólo le compraban a aquellos vendedores con botellas retornables de vidrio: se tomaban su agua o refresco y regresaban la botella. Pero muchos otros, desafortunadamente, compraban papitas en bolsa de plástico, papas a la francesa en unicel, y refresco en vasos de un sólo uso (también de plástico o unicel).

No diré que nunca he comprado alguna de estas frituras envueltas en plástico, que nunca me he visto en la necesidad de comprar un artículo que olvidé, no intento pintarme como la mejor ecologista. Pero, creo que especialmente en ESTE día, en ESTA marcha, era importante no hacer uso de estos artículos. Era importante hacer de la marcha un ejemplo de comportamiento - no sólo tomando la caja de cereal que teníamos en casa, sino tomando medidas para no consumir ni desperdiciar más. Todo esto implica un grado de preparación: transportándonos de la manera más amigable (bici, metro, metrobús, a pie); llevando una botella de agua, tal vez hasta un termo por si queríamos tomar un café; preparando un bocadillo en un recipiente reutilizable por si nos da hambre; cargando una sombrilla para no mojarnos, y si se nos olvidó: mojarnos.

Sí, es importante marchar. Es importante exigir a nuestros gobernantes que activen políticas ecologistas y que respeten zonas protegidas. Por supuesto que lo es. Pero el cambio no sólo puede ser a escalas macro, sino que debe verse en lo micro también. Ahí entramos nosotros como individuos. Cada uno de nosotros tiene que estar dispuesto a hacer cambios en nuestros hábitos. Cambios que a la medida que los vayamos adoptando, serán nuestro estilo de vida, no una huelga.

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