Redescubriendo Mi Ciudad

Photo by Jezael Melgoza on Unsplash

Recientemente recibí una visita en casa. Como buena turista en busca de descubrir un lugar nuevo,

quiso ir a todos los lugares claves de la Ciudad de México - el Zócalo, Catedral, el Museo de Antropología, el Castillo de Chapultepec, la casa de Frida, Coyoacán. Sin olvidar el obligado paso por diversas taquerías así como restaurantes que si bien no son mexicanos, forman parte de la identidad de la ciudad. Como no nos habíamos visto en alrededor de una década, me pareció una buena oportunidad acompañar a mi amiga para reencontrarme con ella, y de paso, con esta ciudad que ya se ha vuelto mi hogar.

Después de tres días de pasearnos por las calles alfombradas por jacarandas, de empaparnos de cultura, arquitectura, y música, de probar chapulines y mezcal, y de caminar alrededor de quince kilómetros al día, terminé exhausta pero con una sonrisa enorme en la cara. Qué fácilmente se nos olvida la belleza que tenemos justo enfrente. Recuerdo hablar con amigas Parisinas que dicen que ellas sólo se pasean en realidad cuando reciben visitas. Lo mismo conocidos que viven en Nueva York y otras ciudades con tantísimo que ofrecer. Conozco gente que vive en playas hermosas que quisiera estar en las montañas y gente en montañas que añoran el mar. Parecería que nunca logramos apreciar el lugar en el que estamos, sus encantos se vuelven banales a nuestros ojos. Pero ver nuestro hogar a través de los ojos de quien lo ve por primera vez, nos obliga a redescubrir lo mucho que no vemos en nuestro día a día. Lo curiosos que son los cantos de los diversos negocios ambulantes - “¡Ya llegarooon sus ricooos y deliciosooos tamaleees oaxaqueños!” o el famosísimo “¡Se cooompran, colchones! Refrigeradores!…” Las filas interminables de los árboles que flanquean Insurgentes. La amplitud de la plaza del Zócalo. La belleza de las casas antiguas en las colonias más viejas. El delicioso olor de los churros. El esplendor de Bellas Artes y Correos. La lista no termina.

Tras la partida de mi amiga, espero poder mantenerme curiosa y con los ojos abiertos, lista a seguir descubriendo lo que hace a esta ciudad un centro cultural (al menos por un tiempo). Haré un esfuerzo por apreciar lo que tengo en frente y disfrutarlo, tomando un segundo para ver las cosas y reconocer, qué bonitas esas flores que decoran nuestras calles.

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